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Dulce Disparo al Jefe Cachorro Enamorado

Capítulo 744
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Capitulo 744 Era imposible que no pudiese evitarlo, Fue Rodrigo quien aparecié de repente, empujandola a un lado justo a tiempo, aunque él no tuvo tanta suerte y se lastimo el brazo izquierdo para protegerla. Si no hubiese sido por él, ella podria no haber estado en condiciones de hablar ahora.

Gisela exclamé en ese momento, “Marisol, mira cuanta sangre esta perdiendo! Tenemos que llevarlo al hospital rapido.” Marisol se gir6 para very, en efecto, la camisa blanca de Rodrigo estaba completamente tefiida de rojo, su sangre brotaba sin cesar. El pedazo de metal que habia caido finalmente golpeé el suelo, y era incierto qué tan grave era la herida.

Sin mas demora, dejaron el equipo con Gisela y Marisol acompaid a Rodrigo al hospital mas cercano.

La luz del atardecer se filtraba por las ventanas del pasillo mientras Marisol, con el recibo del pago en mano, salia corriendo del ascensor hacia la sala de emergencias. Rodrigo estaba acostado en una camilla, y una enfermera retiraba la bolsa de medicina después de quitarle la aguja.

“jRodrigo, ya pagué tus gastos médicos!” Si Rodrigo no hubiese estado alli por casualidad y no hubiese aparecido en el momento justo, probablemente seria ella quien estaria en el hospital curéndose las heridas. Por eso, consideraba que acompanarlo y cubrir sus gastos médicos era lo menos que podia hacer.

Al verlo levantarse de la cama, Marisol le pregunté sorprendida. “¢No te vas a quedar en el hospital?” Rodrigo sonrid y sefalé su codo izquierdo, que estaba inmovilizado con una tabla, “No es para tanto, ni siquiera tengo una fractura, solo son algunas heridas superficiales que necesitaron puntos. Yapusieron antibidticos y una inyeccién contra el tétano,recuperaré pronto. La obra ya esta en marcha y hay mucho que hacer, jno puedo ausentarme!” [x] “Gracias por lo de hoy...” Marisol le dijo sinceramente.

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“iNo te preocupes tanto, Marisol!” Rodrigo le sonrié, “No te salvé esperando tu gratitud. Después de todo, fuimos compaiieros de universidad, y aunque no hubieses sido td, habria hecho lo mismo por otra persona. Soy el responsable de la obra, tengo un deber con todos.” Ella no sabfa si él lo decfa para aliviar la tensién o si era genuino, pero sus palabras ayudaron a disipar cualquier incomodidad entre ellos.

Marisol se sintié agradecida y no pudo evitar expresarle, “Parece que has trabajado duro todos estos afos.” Rodrigo solo sonrié, mostrando un atisbo de madurez en su mirada.

Cuando cay6 la noche, un coche marrén entré lentamente al complejo Lucio. Muchas ventanas estaban iluminadas, y Marisol le indicé al conductor la direccién de su edificio.

Rodrigo, con el brazo herido, era incapaz de conducir, asi que llamaron a un conductor sustituto.

El viaje de regreso a Lutomé un buen tiempo, especialmente porque habfa acompafnado a Rodrigo al hospital.

Gisela y sus compaiieras de trabajo se habian adelantado en otro vehiculo. Al salir del hospital, en plena hora pico y sumando la lejania de Lucio, Rodrigo insistié en llevar a Marisol a casa.

Sin poder encontrar transporte, Marisol no se negé y acepto la propuesta.

El coche se detuvo y ella sali, con Rodrigo siguiéndola. Al ver esto, Marisol no pudo evitar decirle de nuevo, “jGracias, Rodrigo!” “iNo hay de qué!” Rodrigo sonrié y se quedé donde estaba, indicandole, “Te acompafo hasta la puerta, como siempre.” En sus dias universitarios, cuando eran novios, él solfa llevarla hasta la entrada de su residencia y esperar a que ella entrara antes de irse. No tenia intenciones ocultas, sabia que no habfa posibilidad de algo mas, solo queria revivir esos recuerdos.

“Esta bien,” asintié Marisol, y su mirada se poso en el brazo izquierdo lesionado de Rodrigo. Preocupada por su lesion, 1/2 07:02 Capitulo 744 que se debia en parte a ella, le recordé, “Cuando regreses, asegtrate de seguir las instrucciones del médico y aplicarte la medicina a tiempo.” Ella estaba a punto de entrar al edificuando de repente escuché el sonido de una puerta de un coche cerréndose con fuerza.

Marisol se sobresalté.

Inconscientemente, al oir el sonido, miré hacia el Cayenne negro que se habia detenido en algiin momento alli.

Antoestaba tirando la colilla de un cigarrillo al suelo y apagandola con su zapato de cuero, caminando rapidamente hacia ellos. El sonido de la puerta que acababa de escuchar habia sido hecho por él.

No parecia que acabara de llegar, el motor del auto estaba apagado, y ademas, cuando se abrié la puerta del coche, se dispersé una gran cantidad de humo.

Bajo la luz de la noche, Antolos miraba detenidamente, deteniéndose en su rostro, “Sra. Pinales. por qué no contestas mi llamada?” Marisol apret6 las comisuras de sus labios, sin responderle.

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Ella habia ignorado intencionalmente su llamada. Al ver en la pantalla el nombre “AntoPatan“, simplemente puso su teléfono en sileny lo metié en su bolso.

Al ver que ella no le respondia, Antose puso de mal humor, y Rodrigo, temiendo haber causado algun malentendido, se apresuré a decirle. “Sr. Pinales, Marisol y yo...” Su voz se detuvo de repente, porque alguien le habfa tirado suavemente del brazo.

Rodrigo se quedd estupefacto, mirando a Marisol, que estaba a su lado, extendiendo su mano hacfa él. Sus dedos helados tocaban el dorso de su mano, transmitiéndole un fque hacfa que su corazén se acelerara incontrolablemente, quedéndose sin palabras por un momento.

Antonio, cuya expresion se habia vuelto repentinamente sombria, era algo que Marisol vefa claramente. Sabfa que Rodrigo querfa explicarse, pero no retiré su mano.

Respirando hondo el faire de la noche, ella miré hacia Rodrigo y le dijo en voz baja, “Rodrigo, mejor vete a casa.” Rodrigo fruncié el cefo, sin entender nada, y al ver que ella lo miraba fijamente, finalmente asintié y sin decir mas, le contestd, “Esta bien.” Mirando como el coche marrén se alejaba del complejo, Marisol desvié la mirada y le dijo en voz baja, “iHablemos en casa!” La mano de Antonio, que habia estado cerrada en su bolsillo, se relajé lentamente con sus palabras.

En el ascensor, solo estaban ellos dos, subiendo silenciosamente. Estaban uno al lado del otro, con la mirada fija en las paredes del ascensor, la luz formaba circulos en sus rostros, cada uno estaba perdido en sus propios pensamientos.

Marisol iba adelante, sac las llaves y abri6 la puerta.

Después de cambiarse las zapatillas, oyé cémo la puerta de seguridad se cerraba detrés de ella y se encendian las luces de la casa. Una sombra alta se proyectd sobre su cabeza y se apoy6 en el zapatero, apretando ligeramente su mano.

Ella se gird para mirarlo fijamente, levantando la vista hacia sus ojos encantadores, “Antonio, ¢has firmado el acuerdo de divorcio? Si ya esta hecho, vamos a proceder con los tramites, para evitar problemas, ino crees?” Antose detuvo, con una expresion que denotaba su frustracion y enojo, “;Ni siquierahe quitado los zapatos y ya quieres hablar de eso? ;No piensas explicar primero qué pasé abajo?” Marisol vacilé por un segundo y luego desvié la mirada diciéndole, “Piensa lo que quieras!” Acto seguido, giré y caminé hacia adentro. Justo al cruzar la entrada, se suspendida en el aire, volteada de cabeza, cargada sobre los hombros de Antoque la habia seguido répidamente.